"Entrevista al poeta Alberto García-Teresa"
por Fidel Insúa
Ecopolitica.org
15 de octubre
Entrevista al poeta Alberto
García-Teresa, uno de los referentes de la poesía de la “Conciencia
crítica” actual, donde nos desgrana las relaciones entre activismo
social y poesía, y los lazos entre esta poesía disidente y la ecología
política.
EcoPolítica: Eres doctor en
Filología Hispánica, has escritos ensayos y estudios tanto de poesía
como de literatura fantástica y ciencia ficción. Organizador de
congresos y encuentros de poesía crítica, y activista anticapitalista,
además de escribir relato, microrelatos y poesía. ¿Son las distintas
caras de Alberto García-Teresa o realmente todo va interrelacionado en
tu forma de actuar y el sentir el mundo?
Alberto García-Teresa: En efecto, todo
está vinculado: la perspectiva de transformación radical de la sociedad
es la que lo impulsa, y se suma a la conciencia de la capacidad de la
literatura para (entre otras muchas potencialidades y funciones que
posee) incidir en ello. Además, la actividad militante alimenta la
escritura y la actividad alrededor de la literatura (la cual puede
también ser enfocada desde una perspectiva militante), y, a su vez, esa
militancia también se enriquece con la aportación que proporciona el
trabajo cultural, estético y con el lenguaje. Entender que son esferas
separadas es algo completamente equivocado: toda manifestación literaria
revela un posicionamiento político, sea este intencionado o no por
parte de quien la ha desarrollado (puede que contradiga incluso los
postulados que esa autora o autor expresa explícitamente en otros
lugares, dado el grado de asimilación del sistema productivista y de
dominación en el que vivimos), reproduciendo el modelo social y
relacional hegemónico, criticándolo o bien presentando otro distinto.
EP: Has sugerido que la
literatura tiene mucho potencial de transformación radical. ¿Podrías
desarrollar un poco más este punto? ¿Cómo entiendes ese potencial
transformador de la literatura frente a otras áreas como la ciencia, la
filosofía o la actividad política?
AGT: A grandes rasgos, una literatura y,
en concreto, una poesía crítica puede constituirse como un ejercicio de
cuestionamiento, de interrogación y de impugnación de la construcción
de realidad que el sistema nos presenta. Nos puede incitar al
extrañamiento, a tomar distancia y adquirir otra mirada sobre nuestro
entorno y sobre nosotras/os mismas/os, sobre cómo funciona el mundo por
debajo del aparato de propaganda del Poder. Desde ahí se abren dos
líneas de trabajo (como se puede apreciar en la poesía crítica española
contemporánea), aunque ambas desembocan en un intento de comprender
mejor y más verazmente el mundo para transformarlo: una de testimonio
(dejar constancia de lo invisibilizado y de las consecuencias de esta
organización y gestión del planeta) y otra de revelación (en tanto que
se desentrañan los mecanismos de funcionamiento ideológicos y materiales
del sistema).
En cuanto a la segunda pregunta, en la
literatura, ese potencial transformador puede operar dentro del ámbito
individual del lector, generando el cambio personal imprescindible para
generar una revolución social. Pero como esa transformación individual
se proyecta hacia el cambio colectivo, podemos hablar, en última
instancia, de que apunta hacia un proceso comunitario de ruptura.
EP: ¿Cómo es, en tu caso, la relación entre los procesos políticos y los procesos creativos?
AGT: Ambos forman parte de mi vida, y
unos nutren los otros. Desde el punto de vista de que se incorpora la
práctica cultural a la militancia, la experiencia en un ámbito
posibilita la otra. Esto me permite aprender, comprender y preguntarme
con más firmeza sobre cómo funciona el mundo, sobre cómo poder tratar de
construir otro y, a su vez, cómo hablar y pensar sobre ello. En mi
obra, ambas marchas van en un mismo sendero y siguen la misma dirección:
lograr una sociedad sin dominación de unos seres sobre otros (humanos y
no humanos). Si entendemos el proceso creativo, de producción poética,
como un proceso político, también seremos más conscientes de las
consecuencias que la escritura genera, y podremos estar más atentas/os a
ello, por un lado, para ser responsables de nuestros textos (y de sus
implicaciones), y, por otro, para atender y corregir nuestras
contradicciones. Dar cuenta de los conflictos económicos, sociales y
ecológicos en los que vivimos es dar cuenta, sencillamente, de nuestro
día a día.
EP: ¿Crees que la experimentación con el lenguaje puede jugar un papel importante en la transformación política?
AGT: Puede jugar un papel, sin duda.
Todo depende de la intención con la que se lleva a cabo esa
experimentación; de si surge desde una reflexión política (cuestionar
cómo se formula el mundo para enjuiciar quién y desde dónde se ha
enunciado hasta ahora, no encontrar otra forma de hablar del horror
presente sino a través de un lenguaje descoyuntado, arremeter contra las
inercias y la asimilación acrítica y pasiva de mensajes, etc.) o si se
hace con una pretensión lúdica o pretendidamente desinteresada de los
vínculos con la realidad. No olvidemos, en cualquier caso, que toda
opción estética, todo mecanismo retórico, conlleva unas consecuencias
políticas. Debemos ser conscientes de ello para, como aludía antes,
tratar de reducir las incoherencias. Al menos, si entendemos la poesía
como una herramienta de antagonismo.
EP: Dices que toda manifestación
literaria revela un posicionamiento político. ¿Qué posicionamiento ves
detrás de corrientes más o menos contemporáneas como la poesía de la
experiencia o la poesía del silencio?
AGT: Sobre la “poesía de experiencia”,
recomiendo encarecidamente el estudio del colectivo Alicia Bajo Cero
titulado “Poesía y Poder”, publicado a mediados de los noventa (y de
libre acceso en www.nodo50.org/mlrs/Biblioteca/alicia/PYP.ZIP).
A grandes rasgos, esta corriente en sus poemas (que siempre deben ser
capaces de defenderse por sí solos, sin manifiestos ni declaraciones de
intenciones que pueden no corresponderse con lo que los propios textos
despliegan) manifiesta una concepción marcadamente individualista y
acrítica, que omite los problemas económicos y las tensiones sociales.
Además, presentan un entorno que quieren generalizar como propio de la
cotidianeidad de “la gente normal” (término al que aluden
continuamente), pero que en absoluto se parece al día a día de la
mayoría de las personas de nuestra sociedad, sino de una clase adinerada
y ociosa (hoteles, taxis, aeropuertos, fiestas en bares…). Esto se
agrava cuando es presentado por sus poetas, de forma teórica, como un
tipo de poesía crítica, cuando en absoluto opera como tal. La intención
de apropiación y de neutralización de una poesía disidente se hace
evidente.
Sobre la “poesía del silencio”, a riesgo
de generalizar por no haber realizado una lectura organizada y en
profundidad de este movimiento, apunto a que existe una elusión del
conflicto colectivo, que se encierra en la esfera individual, empujando
una búsqueda de conocimiento que parece desanclarse de sus
condicionamientos materiales y, finalmente, apuesta por una poesía como
propuesta de estímulo y de aperturas de sentidos pero mediante
mecanismos retóricos que llevan, paradójicamente, a una clausura
comunicativa.
EP: Tu obra poética la encuadras
dentro de la poesía crítica, ¿esta es heredera de la poesía social de
los años cincuenta y sesenta española? ¿o pertenece a esa misma
corriente?
AGT: La poesía crítica contemporánea
debe situarse en ese sendero de poesía disidente que lleva abierto en la
literatura española en castellano desde la Edad Media, y que ha
ofrecido varias paradas relevantes, con mayor o menor intensidad
crítica, a lo largo de los siglos. Entre estas, sin duda, la corriente
de la “poesía social” de los años cincuenta y sesenta supuso uno de sus
hitos más destacados. Es importante, por tanto, tener en cuenta esa
perspectiva de tradición de la resistencia, que nos permite ligar
escrituras antagonistas y discursos históricos, y desenmascarar cierto
adanismo, cierto afán compulsivo de novedad que pueda dominar el debate
literario y que responde más a impulsos dirigidos por la sociedad de
consumo.
Sin embargo, existen muchas diferencias
importantes entre esa “poesía social” de mediados del siglo pasado y la
poesía crítica actual y, más concretamente, con la “poesía de la
conciencia crítica” (que se trata de una tendencia definida y específica
dentro de la poesía crítica contemporánea): tono, modo de enunciación,
heterogeneidad formal e ideológica, posición desde donde se habla…
Fotografía de Javier Jimeno |
EP: En tus poemas, entrelazas la
denuncia social con otra formas de sentir al otro y sentirnos, otras
maneras de relaciones personales, y todo ello con un fuerte componente
ecológico en muchos de ellos. Esta raíz ecologista y anticapitalista
también está presente en otros poetas contemporáneos dentro de esta
poesía crítica, como es el caso de Jorge Riechmann, ¿esta visión
ecologista y anticapitalista es común en otros poetas dentro de la
corriente?
AGT: Sí, ese planteamiento político
anticapitalista, entendido en un sentido amplio, es vertebral en la
“poesía de la conciencia crítica”. La perspectiva ecologista (también en
un amplio espectro: desde un enfoque conservacionista al ecologismo
social o el antiespecismo) resulta mayoritaria, aunque no podemos hablar
de una totalidad y sí de un planteamiento más lateral o incluso
puntual. En ese sentido, sin embargo, entre las/os poetas de esta
corriente que despliegan en sus versos esta mirada ecologista de manera
más constante y central, podemos señalar, además de a Riechmann, a Ángel
Padilla, Antonio Orihuela, Eladio Orta o Antonio Crespo Massieu.
EP: Dentro de los poetas con mirada más ecologista que comentas (Riechmann, Ángel Padilla, Antonio Orihuela, Eladio Orta y Antonio Crespo Massieu o tu mismo), en esa mirada ¿qué tiene más peso?, por ejemplo en el caso de Riechmann es una mirada ecosocialista como luego desarrolla en sus ensayos. Y tu obra creo que tiene más tintes de una ecología más libertaria, cercana más al anarquismo.
AGT: Depende de la especificidad de cada
poeta, aunque, en líneas generales, coindicen en la crítica del
ecologismo social que une las causas de la degradación ambiental a la
economía productivista y a la necesidad intrínseca del capitalismo de
crecimiento infinito en este mundo, como sabemos, finito. A su vez,
podríamos decir que incorporan la constatación de la belleza de la vida
de la naturaleza, ajena a la intervención humana. A nivel lingüístico,
los elementos naturales (flora, sobre todo) son empleados como base de
alegorías, metáforas e imágenes que sostienen ese discurso crítico y de
resistencia.
Sobre esos autores específicos, en Jorge
Riechmann, efectivamente, el horizonte ecosocialista marca su poesía,
aunque redimensionado desde la perspectiva de sus aportaciones
filosóficas, entre las que cabe destacar la autocontención y la
proclamación de la empatía (tanto con animales humanos como no humanos).
Antonio Orihuela también comparte esa
crítica desde la condena de las estructuras económicas y de sus efectos,
pero subrayando las estructuras de dominación existentes y ligándolo a
una poética vitalista. Eladio Orta, a su vez, incide en el entorno de
las marismas onubenses y en la degradación que provoca el asedio del
urbanismo y la especulación que lo mueve.
Por su parte, Padilla y Crespo Massieu
inciden en la perspectiva animalista (abiertamente antiespecista y con
algunos aspectos de “ecología profunda” en el caso de Padilla),
enlazando cantos de fraternidad con condenas ante el sufrimiento animal.
Aparte, hay que mencionar los
acercamientos más puntuales de otros poetas críticos (no propiamente
pertenecientes a la “poesía de la conciencia crítica”) a estos
conflictos ecológicos, como Nuria Ruiz de Viñaspre, Julia Otxoa, Niall
Binns o José Ignancio Besga Zuazola. De toda esa diversidad de enfoques y
de prácticas poéticas da cuenta “Disidentes. Antología de poetas
críticos españoles (1990-2014)”.
EP: ¿Crees que sería necesario
que la “poesía de la conciencia crítica” en tanto que replantea este
sistema capitalista y extractivista, se impregnase más de conceptos
ecologistas como el “decrecimiento” o el “ecofeminismo”?
AGT: Ten en cuenta que muchos de los
elementos que componen estrategias como el decrecimiento o
planteamientos como el ecofeminismo ya están presentes en esta corriente
poética aunque no estén formulados como tales. La “poesía de la
conciencia crítica” no presenta soluciones, no ofrece ni se supedita a
un programa, sino que, al mismo tiempo que elabora una crítica radical,
presenta líneas generales éticas y políticas de cómo superar el sistema
actual. Busca más producir cuestionamiento y desvelar los mecanismos del
sistema que apuntalar certezas u ofrecer un discurso cerrado.
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