"‘Disidentes’, luchar con ‘poesía crítica’ contra el capitalismo radical"
Por Rubén Caravaca
(7 de julio de 2015)
Alberto García-Teresa, doctor en
Filología Hispánica con ‘Poesía de la conciencia crítica’ (1987-2011)
(Tierradenadie, 2013), y autor de libros como ‘Hay que comerse el mundo
a dentelladas’, acaba de publicar ‘Disidentes’ (La Oveja Roja, 2015), una antología que reúne al conjunto de poetas
del Estado español y en castellano que han empleado el poema como
espacio de confrontación, denuncia o indagación impugnadora de la construcción de la realidad que el capitalismo nos presenta. Esta edición nos sirve de excusa para una larga conversación con este activista cultural.
Sus colaboraciones conforman todo un compendio de alternativas de pensamiento: Diagonal, donde ha coordinado la sección de Libros; Culturamas, donde ha dirigido los contenidos de poesía; Ínsula,
Quimera, Espéculo, Castilla. Estudios de literatura, Verba Hispanica,
Literaturas.com, Nayagua, Zurgai, Artes Hoy, El Viejo Topo, Viento Sur,
CNT, Rebelión, Adarve, La República Cultural, Ariadna-RC, Bibliópolis,
Gigamesh o Prospectiva, entre otros.
Alberto García-Teresa
ha coordinado ciclos de recitales y acciones poéticas en diferentes
espacios, singularmente al aire libre. Autor de los poemarios Hay que comerse el mundo a dentelladas (Baile del Sol, 2008), Oxígeno en lata (Baile del Sol, 2010), Peripecias de la Brigada Poética en el reino de los autómatas (Umbrales, 2012) y Abrazando vértebras (Baile del Sol, 2013), así como de la plaqueta Las increíbles y suburbanas aventuras de la Brigada Poética
(Umbrales, 2008), Premio Ignotus a la mejor obra poética de contenido
fantástico editada en 2008, de la Asociación Española de Fantasía,
Ciencia Ficción y Terror. También ha publicado el libro de microrrelatos
Esa dulce sonrisa que te dejan los gusanos (Amargord, 2013).
Ahora, su obra Disidentes está llamada a convertirse en bandera de la expresión de la disidencia.
¿Quién es Alberto García Teresa?
El resultado de un conglomerado y un cruce de personas,
experiencias y aspiraciones que apuntan hacia la vida digna para todos
los seres humanos y no humanos, sin dominación, intelectualmente
inquieta, radicalmente crítica, autoorganizada y regida colectivamente.
Eso cristaliza en un militante anticapitalista, activista cultural,
poeta, microrrelatista, doctor en Filología Hispánica…
¿La poesía es un arma cargada de pasado?
En mi opinión, la poesía se trata de una herramienta, como
artefacto de lenguaje que es, pero me temo que, aun manteniendo esa
posición de prestigio que todavía conserva, no posee esa capacidad de
modificar drásticamente la realidad que tiene un arma. Cargada de pasado
está, por supuesto, pues la tradición de la lengua y de la cultura
(incluida la tradición de la ruptura y la tradición de la disidencia)
nos condiciona como productores y como receptores de literatura. Pero un
arma, afortunadamente, puesto que también debemos instalarnos en un
paradigma antibelicista si aspiramos a construir una sociedad sin
dominación, no.
¿Estética, ética, vital?
Toda construcción cultural resulta de una intención
ideológica; revela un posicionamiento ideológico (de oposición, de
tolerancia o de refuerzo a la hegemonía). Por tanto, la poesía encierra
una actitud política y ética que, si mantiene su coherencia, refleja una
actitud vital. Cada autor y cada lector utilizarán la poesía como
deseen, bien como una actividad recreativa o bien como una parte
esencial de su aprendizaje y de su reflexión vital. Pero, en cualquier
caso, se debe advertir de la falacia de la inocuidad de la poesía:
apuntala, reproduce o contradice y se opone a un tipo de sociedad y de
sistema ideológico concreto en el que tiene lugar. La literatura no es
inocente puesto que la cultura se trata de un producto social atravesado
por las tensiones de su sociedad.
¿Qué futuro tiene? ¿Cuál es su potencial real?
Como instrumento de comunicación, mientras continúe
existiendo una necesidad de expresión, la poesía seguirá siendo una
herramienta fundamental, tanto en el sentido político como lírico. Otra
cosa es en qué formatos pervivirá: si el libro de poesía se mantendrá o
si será desplazado por la oralidad pura, por lo audiovisual, por lo
escénico… Siempre que responda a una búsqueda fruto de la creatividad y
de la inquietud, y no por motivaciones mercantilistas, pienso que esa
exploración de nuevos formatos resulta francamente estimulante y muy
positiva. Por otra parte, como ya he apuntado, la poesía refuerza o bien
trata de poner en cuestión un determinado sistema ideológico. En ese
sentido, la cultura es un producto intrínsecamente social, y la poesía
dispondrá de una función importante como impugnación mientras persista
una estructura de dominación; una estructura que genere enfrentamiento
social.
¿La poesía necesariamente tiene que estar vinculada a
la realidad en un sentido amplio? ¿El exceso de realismo puede aburrir,
cansar?
El concepto de realismo es tan difuso e incorpora
tantos matices que puede resultar inoperante: puede tomarse como alusión
al registro figurativo, que atiende a referentes físicos, o bien puede
interpretarse que todo cuanto sucede (y la proyección, el deseo y la
aspiración tienen un componente real intrínseco en cuanto que existen)
pertenece al ámbito de lo real, por lo que engloba toda expresión. Así,
en efecto, es inevitable que se refiera a la realidad tanto la poesía
como toda manifestación cultural puesto que su ámbito de referencia es
la realidad. Pienso que lo que puede aburrir y cansar es la monotonía;
el tedio consecuencia de la sumisión y de la falta de estímulos.
Considero que una poesía crítica aspira a provocar un cortocircuito en
el lector; pretende agitarlo. Por tanto, si se emplea ese registro
figurativo con esa intención de desconcertar y de cuestionar certezas
(ideológicas, filosóficas y referenciales –acercándose a lo que se sale
de los límites de lo normativo), opino que existen pocas posibilidades
de causar ese cansancio, siempre que retóricamente se obtenga un buen
artefacto literario, en cualquier caso.
¿Qué es poesía de la conciencia crítica?
Muy a grandes rasgos, la poesía de la conciencia crítica
se trata de un movimiento poético que arranca en 1987, con la edición
del primer poemario de Jorge Riechmann. Se caracteriza por manifestar,
de manera explícita o implícita (es decir, no sólo en forma de denuncia
clara) los conflictos económicos, sociopolíticos, de género y ecológicos
contemporáneos siendo enunciados desde dentro de dichos conflictos, y
siempre desde una perspectiva crítica y de oposición. Estos autores lo
incorporan como elemento central, vertebral, en su poesía durante toda
su trayectoria; como base de su mirada y de su enunciación de la
realidad, de su comunidad y de sí mismos. Así, todo esto permite eludir
todo posible paternalismo, pues el yo forma parte de esos
conflictos. Además, entre otras características, se debe remarcar la
heterogeneidad formal, la multiplicidad de abordajes retóricos, pues la poesía de la conciencia crítica
parte de un presupuesto ideológico, no estético. Igualmente, me
gustaría resaltar que busca la participación del lector en el
cuestionamiento del sistema que lleva a cabo en sus poemas: no se le
ofrece ninguna solución, sino que se le plantean contradicciones y
paradojas, a base de desarrollar la lógica del sistema, por ejemplo, o
mostrando sus consecuencias últimas, para que sea el público quien
extraiga sus propias conclusiones. Es decir, pretende interferir en la
recepción pasiva y en la asimilación de la ideología del sistema por
parte del público para acompañar un proceso de enjuiciamiento radical de
la realidad.
¿Es un movimiento organizado?
No. Hay vínculos personales, militantes, y coincidencias
en espacios, editoriales, publicaciones y proyectos comunes, pero no
relacionan a todos sus miembros, que realmente pueden operar en esferas
muy distintas. Así, no existe una concreción que nos haga hablar en
términos de “grupo” de esta tendencia. De todas maneras, parte de estos
poetas han impulsado iniciativas políticas y culturales colectivas en
las que se encuentran, pero no son exclusivas de personas de la poesía de la conciencia crítica, sino que a ellas se han sumado otros autores (no siempre necesariamente críticos).
¿Quiénes lo forman?
A día de hoy, la poesía de la conciencia crítica
está compuesta por: Antonio Martínez i Ferrer (1939), Salustiano Martín
(1950), Antonio Crespo Massieu (1951), Carmen Carpelo (1951), María José
Pastor (1954), María Ángeles Maeso (1955), Matías Escalera Cordero
(1956), Eladio Orta (1957), Patricio Rascón (1961), Jorge Riechmann
(1962), Belén Reyes (1964), David González (1964), Isabel Pérez
Montalbán (1964), Antonio Orihuela (1965), Cristina Morano (1967),
Antonio Méndez Rubio (1967), Enrique Falcón (1968), José Icaria (1968),
Ángel Calle (1969), Miguel Ángel García Argüez (1969), Ángel Padilla
(1970), Carlos Durá (1970), Juan Antonio Bermúdez (1970), Julia López De
Briñas (1971), Pedro Del Pozo (1971), Gsús Bonilla (1971), Mercedes
Cebrián (1971), María Eloy-García (1972), Jesús Ge (1972), Pedro L.
Verdejo (1975), Ibon Zubiela (1975), David Franco Monthiel (1976), David
Eloy Rodríguez (1976), Iván Rafael (1976), Jorge Maíz Chacón (1977),
Armando Unsain (1978), Juako Escaso (1979), Paz Cornejo (1981) y David
Refoyo (1983).
Sin embargo, me parece muy relevante destacar a otro conjunto de poetas que, sin compartir todas las características de la poesía de la conciencia crítica, en
los mismos años que esta tendencia, han venido practicando una poesía
crítica de manera relevante en su trayectoria (no sólo de modo puntual).
Así, para tener una noción completa de la poesía crítica en castellano
en el Estado Español deberíamos atender también a las obras de Jesús
López Pacheco, Jesús Lizano, Francisco J. Uriz, Francisco Fenoy, José
Luis Mata, José Ignacio Besga Zuazola, Ángel Guinda, Juan Antonio Mora,
Pura López Cortés, Begoña Abad, Julia Otxoa, Fernando Beltrán, Concha
García, Ouka Leele, Juan Carlos Mestre, Patricia Olascoaga, Uberto
Stabile, Mada Alderete Vincent, Manuel de la Fuente Vidal, Ángel
Petisme, Roger Wolfe, Antonio De Padua Díaz, Bernardo Santos, Daniel
Bellón, Fermín Herrero, Laura Giordani, Marta Navarro, Daniel Macías
Díaz, Niall Binns, Inma Luna, José Manuel Lucía Megías, Paco Doblas,
Mateo Rello, Ana Pérez Cañamares, Nuria Ruiz de Viñaspre, David
Benedicte, Rafael Calero, Pablo García Casado, Arturo Borra, José Luis
Gómez Toré, Miriam Reyes, José María Gómez Valero, Zackary G. Paine,
Gonzalo Escarpa, José María García Linares, Carmen Ruiz Fleta, David
Trashumante, Olalla Castro Hernández, Sara Herrera Peralta, Sergio C.
Fanjul, Antonio Rómar y Enrique Martín Corrales.
¿Qué es ‘Disidentes’?
Disidentes es una antología completa, exhaustiva,
de todas y de todos los poetas críticos en lengua castellana en el
Estado Español desde 1990 (cuando puede encontrarse un cambio de
paradigma político con la disolución del campo soviético) hasta 2014;
hasta la actualidad. Este volumen supone la culminación de una
investigación que arrancó casi hace una década y que, por el camino, dio
lugar a mi tesis doctoral (que, ampliada y corregida, fue publicada
como Poesía de la conciencia crítica (1987-2011) por Tierradenadie en 2013). Disidentes
me ha permitido, a su vez, ampliar, corregir y matizar el repertorio
que ofrecía en aquel trabajo. Es importante señalar que por poeta crítico
entiendo aquel que aborda los citados conflictos económicos, políticos,
sociales, de género y ecológicos de manera constante en su práctica
poética, no sólo de forma puntual o en declaraciones, bien durante toda
su trayectoria o bien en tramos amplios de su obra en conjunto. Así,
agrupa tanto a los autores de la poesía de la conciencia crítica como a esos otros poetas a los que me acabo de referir.
¿Es una antología generacional?
En absoluto. De hecho, se recogen autores de varias
generaciones históricas (desde nacidos en los años treinta hasta otros
en los ochenta o incluso a principios de los noventa) y agrupa textos de
una tendencia clara (la poesía de la conciencia crítica) junto a
otras estéticas singulares y propuestas diferenciadas. Si te refieres a
ese conflictivo y delicado concepto de “generación literaria” (se ha
puesto en duda su dimensión real, bien por su construcción ficticia por
causas comerciales o bien por atender a criterios más pedagógicos que
reales), tampoco se puede aplicar, como decía antes.
¿Cómo se relaciona con otras generaciones?
Si te refieres a otros movimientos poéticos, la poesía
crítica en general ha mantenido una perspectiva de oposición con otras
poéticas de corte más elusivo de su momento histórico o, incluso, que
contenían un elemento anestesiante. En concreto, hubo un posicionamiento
muy beligerante con la poesía de la experiencia, especialmente
en los noventa y principios del siglo XXI, justo cuando esta ejercía una
posición hegemónica (tanto ideológicamente como en cuanto a presencia
editorial) en el mundo poético. En ese sentido, sigue siendo
interesantísimo el trabajo Poesía y poder, confeccionado por el colectivo Alicia Bajo Cero (integrado, entre otras personas, por varios componentes de la poesía de la conciencia crítica), en
el que se estudian, a través de un minucioso análisis textual, la
dimensión política y las repercusiones ideológicas de autores
fundamentales de la poesía de la experiencia, con la pretensión de desmontar su falso discurso crítico. El libro, descatalogado, puede consultarse en libre descarga aquí.
¿Están todos los que son y son todos los que están?
Ese ha sido el objetivo de Disidentes, aun siendo
consciente, desde la humildad, de poder haber cometido errores y de que
existan faltas. Pero han sido muchos años de investigación rigurosa, de
lecturas atentas, de consultas, y puedo, honestamente, reafirmarme en
esa aseveración.
¿Motivo de las ausencias?
Que no se ajustaban a esos criterios de poeta crítico
que he apuntado antes. A partir de ahí, he trabajado observando esta
antología como unidad, siendo muy exigente en cuanto a la selección de
textos que he confeccionado, para que el libro sea capaz de defenderse
por sí solo a través de sus poemas. En cualquier caso, existen poetas
que me han creado muchas dudas respecto a su inclusión o exclusión, pues
también hay que ser consciente de que las barreras en estos ámbitos no
son rígidas y que, como me gusta puntualizar, cuando metemos las cosas
en cajones debemos saber que estos están llenos de agujeros.
Poesía y género, ¿relación imposible?
No veo por qué.
Hay muchos más poetas que poetisas en la antología.
Pues fíjate si se arrancaba de un pésimo punto de partida
en el mundo literario: mayoritariamente se está alabando de la antología
la abundante presencia de mujeres poetas… Imagina cuál ha sido y
continúa siendo, por tanto, la situación de invisibilización de las
poetas mujeres…
¿La poesía y los poetas también pueden ser ‘mainstream’?
Desde luego. Si entendemos ese concepto de mainstream
en términos de cultura de masas caracterizada por una determinante
perspectiva comercial que triunfa, la poesía puede ser utilizada con
esos fines (con formatos adecuados al mercado, que no creo que
necesariamente coincidan con el tradicional libro de poesía). Sin
embargo, el desafío de la poesía crítica es plantar cara a esa
apropiación. Posiblemente, la falta de réditos comerciales (a grandes
rasgos, pues no podemos olvidar los premios literarios y los trabajos
indirectos consecuencia de la condición de poeta) permite ese
margen de libertad para proyectos contrahegemónicos. Resulta
interesante, en ese sentido, contrastar la vitalidad de la poesía
crítica con la situación de la narrativa, en la que existe mayor presión
del mercado y en la cual hallamos, proporcionalmente, muchas menos
obras disidentes.
¿Existe la “casta poética”?
Empleando ese paralelismo, desde luego: en toda estructura
de poder existen personas que ocupan posiciones de dominio que trabajan
por continuar permaneciendo en dicha posición, aprovechando situaciones
ventajosas en cuanto hegemónicas para su propio beneficio y para el
proyecto político y cultural que sostienen o que reproducen.
¿Quiénes controlan las ediciones poéticas?
Realmente, no existen grandes negocios en poesía, por lo
que no podemos decir que el Capital invierta en ella, como hace en los
conglomerados editoriales para otro tipo de literatura y de libros. Esos
márgenes permiten la existencia de abundantes pequeños proyectos,
realizados con verdadera vocación por la poesía o con decidida
perspectiva política. Al respecto, la multitud de editoriales pequeñas,
con poca tirada pero mucha pasión y cuidado, permite sustentar una gran
diversidad de propuestas poéticas que encuentran difusión a través de
los nuevos canales de información y de comunicación (como las redes
sociales o Internet) y de la presencia en los propios circuitos
poéticos.
¿Los concursos de poesía son un mundo de chanchullo y marrullería?
Aludía antes a esos premios literarios. Bien, el impecable
trabajo del colectivo Addison de Witt ha servido, a lo largo de varios
años, para revelar la red de clientelismo y de corrupción que tiñe los
premios de poesía dotados con dinero público. Puede consultarse aquí.
¿Retos?
Quizá algunos de los mayores desafíos a los que se
enfrenta la poesía crítica actual sean resistir a cualquier tipo de
recuperación del discurso antagonista por parte del sistema, mediante
una pretendida absorción a través de su comercialización, que puede
evitarse aferrándose a su inapropiable radicalidad; mantener la
experimentación, el tanteo y la diversidad de propuestas y avances
estéticos, para no anquilosarse ni estancarse y contradecir así su
naturaleza crítica; ahondar en el trabajo teórico para profundizar y
mejorar en el alcance político de estos planteamientos; y desbordar los
marcos culturales y políticos para incitar y acompañar un empuje
verdaderamente transformador de la sociedad, apostando por la ocupación
de nuevos espacios para la poesía, la conexión con otras artes, la
extensión de talleres y prácticas de escritura colectiva, cooperativa e
insurgente para que la poesía continúe brotando desde las luchas
sociales.
http://elasombrario.com/disidentes-luchar-con-poesia-critica-contra-el-capitalismo-radical/
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